Este performance hace uso de sonoridades cercanas al drone y al ruido rosa, con el fin de crear un espacio que permita a la audiencia desconectarse del frenesí cotidiano y atenuar momentáneamente el ruido del mundo exterior. Este entorno ofrece una alternativa a la “infoxicación”, es decir, la sobrecarga de información que se recibe a diario y que puede resultar nociva para salud física y mental.